En una mañana cualquiera, con el trajín habitual de mochilas al hombro, mates en mano y celulares pegados al oído, una novedad silenciosa se coló entre las filas de pasajeros que esperan el colectivo: desde hoy, las líneas 109, 123, 124 y 140 habilitaron el pago del boleto con tarjeta de débito y crédito. Sin embargo, la novedad, aunque prometedora, aún no termina de prender.

“¿Con tarjeta? ¿Desde cuándo?”, pregunta una mujer en la parada de la 124, mientras rebusca unas monedas en su cartera. Del otro lado del volante, los choferes también observan el experimento con prudencia. “Alguno que otro probó, pero la mayoría sigue usando efectivo”, contó uno de ellos a este medio.

La iniciativa busca modernizar el sistema de transporte interurbano, ofreciendo una alternativa al efectivo y facilitando el acceso al servicio. Pero como suele suceder con los cambios, la transición será paulatina. “La máquina está, pero muchos ni preguntan”, agregó otro conductor.

Mientras tanto, los lectores de tarjetas recién instalados permanecen casi intactos, como testigos mudos de un cambio que promete, pero que por ahora avanza despacio, con más dudas que certezas. La escena, en estas primeras horas, es la de una ciudad que todavía no se acostumbra a pagar el boleto con un plástico.