Era una jornada cargada de incertidumbre en los campos del norte. Los camiones estaban listos, pero inmóviles. La amenaza de un paro ponía en jaque la logística de la cosecha de limón, uno de los motores económicos de la región. Pero el conflicto dio un giro clave tras la intervención del Gobierno de la provincia, que ofició como mediador entre las partes enfrentadas.
Finalmente, transportistas y contratistas alcanzaron un acuerdo: se cerró un aumento en la tarifa de transporte, un reclamo que venía tensionando la relación entre ambos sectores desde hacía semanas. Con esta firma, las medidas de fuerza anunciadas quedan sin efecto y se garantiza la continuidad de la cosecha.
La resolución no solo descomprime el momento actual, sino que marca un precedente importante en la relación entre trabajadores, empresarios y el Estado. En un contexto donde la fruta no puede esperar, el diálogo logró lo que la protesta no: destrabar el conflicto sin frenar la producción.

