Esta semana, una niña tucumana de apenas seis años fue protagonista silenciosa de un operativo sanitario de alta precisión: fue trasladada desde el Hospital del Niño Jesús hacia el Hospital Garrahan, en Buenos Aires, a bordo de un vuelo sanitario que le abrió una puerta de esperanza frente a un diagnóstico delicado: un tumor hepático.
La paciente, estable y acompañada por su madre y su tía, viajó bajo estrictos protocolos médicos. El avión sanitario partió desde Tucumán con rumbo a una de las instituciones pediátricas más prestigiosas de Latinoamérica, donde ahora será evaluada por un equipo especializado que definirá su tratamiento.
El operativo fue coordinado por el Ministerio de Salud de Tucumán, bajo la gestión del doctor Luis Medina Ruiz, y contó con el respaldo político y logístico del gobernador Osvaldo Jaldo, quien no dudó en destacar que este tipo de traslados “ratifican el compromiso del Estado con el derecho de todos los ciudadanos a acceder a atención médica de calidad”.
La misión médica estuvo a cargo de la doctora Patricia Villagra, especialista en aeroevacuaciones, y la licenciada en enfermería Guadalupe Núñez. La aeronave fue piloteada por José Luis Bustos, acompañado por Efraín Leccese y Pastor Eduardo.
El vuelo, clasificado como Medevac (Medical Evacuation), no solo implicó una logística milimétrica, sino también una decisión sanitaria de fondo: llevar a la niña a un centro donde las herramientas médicas y los equipos humanos puedan darle la mejor oportunidad posible.
Cada hora contaba. Pero también contaban el profesionalismo, la coordinación y la sensibilidad de un sistema de salud que, en este caso, respondió con eficiencia.
Ahora, en Buenos Aires, la historia sigue. Pero con un nuevo escenario y con el mismo objetivo: que una niña tucumana pueda tener una vida por delante.

