Un hombre de 64 años murió el miércoles por la tarde luego de someterse a una intervención odontológica en una clínica del barrio porteño de Belgrano, en donde había ingresado para que le colocaran un implante dental.

Según los primeros datos de la investigación, la víctima nunca recuperó la conciencia al finalizar la operación.

El episodio ocurrió alrededor de las 16 en la Clínica Robles, ubicada en Virrey del Pino al 2500, cuando los dos profesionales presentes advirtieron que el paciente no respondía. Quienes estuvieron a cargo de la intervención fueron un cirujano maxilofacial de 47 años y uno plástico de 57, que quedaron bajo investigación por posible mala praxis.

La intervención, que estaba pautada para las 8.30, debía concluir hacia el mediodía y permitirle al paciente regresar a su casa antes de las 17. Sin embargo, el hombre murió dentro del quirófano.

Aunque los médicos comenzaron a practicarle maniobras de reanimación al hombre cuando se dieron cuenta de que no despertaba, no tuvieron éxito. Minutos más tarde, personal del Same arribó al lugar y constató la muerte.

Al momento de la intervención policial, el paciente se encontraba recostado en la camilla de la sala quirúrgica y no había signos de violencia ni desorden, según indicaron fuentes del caso citadas por TN.

La denuncia por el hecho fue realizada por la hermana del hombre, quien aseguró que no tenía enfermedades preexistentes y que los estudios prequirúrgicos no habían revelado ningún motivo por el cual la cirugía no pudiera llevarse a cabo.

Por orden de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N°59, a cargo de Laura Belloqui, se dispuso la detención de ambos médicos involucrados, el secuestro de sus credenciales profesionales y de la historia clínica, la clausura y faja del consultorio donde ocurrió la muerte y el traslado del cuerpo para la autopsia. Mientras avanza la investigación, la causa quedó caratulada como homicidio culposo.

Quién era el hombre que murió

 

Miguel Ángel Berlini vivía en la localidad bonaerense de Villa Adelina, partido de San Isidro. De acuerdo con registros previsionales, su actividad principal era la de servicios de preparación de comidas para llevar, que incluye rotiserías, casas de empanadas y pizzerías sin consumo en el local.

Durante años emprendió distintos proyectos, incluyendo kioscos y heladerías, y más recientemente había comenzado a trabajar como chofer de una aplicación. Era padre de dos hijas y estaba separado de la madre de ellas, aunque mantenían una buena relación.