TUCUMÁN – El Pozo de Vargas volvió a hablar. Esta vez, con la voz silente de los huesos. LOS RESTOS DE AIDA INÉS VILLEGAS HERRERA, conocida por sus compañeros como “Sofía”, fueron IDENTIFICADOS ENTRE LOS 149 CUERPOS EXHUMADOS EN ESE ABISMO DE LA DICTADURA. Tenía 22 años cuando fue secuestrada en noviembre de 1976 en San Miguel de Tucumán. Su vida, hasta entonces, era la de una joven recién recibida de Psicóloga con sueños de emigrar a Venezuela junto a su pareja.
“LA ENCONTRAMOS”, dijo Claudia Villegas, su hermana, cuando la noticia le llegó, no desde un despacho oficial, sino desde la boca de un amigo, como suelen llegar las verdades en este país: por caminos torcidos, demorados, siempre urgentes.
Aida había nacido en Córdoba el 22 de julio de 1954, pero SE CRIÓ EN CATAMARCA, donde cursó sus estudios y dio sus primeros pasos en el arte y la militancia. Participó en la JUVENTUD PERONISTA Y EN MONTONEROS, decisiones que sellarían su destino. Su militancia política, en una Argentina que se desangraba, la ubicó como blanco en la mira de los grupos represivos.
Su secuestro no fue aislado. Fue UNA MÁS EN LA MAQUINARIA DEL TERROR ESTATAL, trasladada entre los centros clandestinos “Jefatura de Policía de Tucumán” y el infame ingenio “Nueva Baviera”, ambos nodos del horror que hoy son señalados como centros de exterminio.
El hallazgo de sus restos ocurre en el marco de una investigación que lleva más de dos décadas. Desde 2002, el Colectivo de Arqueología Memoria e Identidad de Tucumán (CAMIT) escarba el Pozo de Vargas, una construcción de 40 metros de profundidad que el Ejército convirtió en CEMENTERIO CLANDESTINO durante el OPERATIVO INDEPENDENCIA. Lo que alguna vez fue un reservorio de agua para locomotoras, se transformó en depósito de cuerpos.
A la fecha, el EQUIPO ARGENTINO DE ANTROPOLOGÍA FORENSE (EAAF) ha recuperado MÁS DE 1400 CUERPOS DE DESAPARECIDOS EN TODO EL PAÍS, y más de 800 fueron identificados. El de Aida es uno más, pero no uno cualquiera. Es UN PUÑAL QUE VUELVE A ABRIRSE SOBRE EL TEJIDO DE LA MEMORIA FAMILIAR. Su hermano Jorge Villegas, estudiante de arquitectura, también fue secuestrado en 1977 y aún continúa desaparecido.
LA MEGACAUSA ARSENALES II, en la que se juzgaron los crímenes cometidos en Tucumán, significó EL JUICIO MÁS GRANDE EN ESA PROVINCIA POR DELITOS DE LESA HUMANIDAD. Trece meses de audiencias, más de 400 testigos, y la confirmación judicial de que 37 imputados cometieron crímenes brutales. Pero, como ocurre con la historia, NO TODO LO QUE PASÓ SE HA CONTADO TODAVÍA.
En enero de 2024, fueron identificados otros dos cuerpos: LOS HERMANOS ALFREDO Y DOMINGO ARÉVALO, oriundos de Santiago del Estero. Y en febrero de 2025, el caso de RENÉ SALUSTIANO RUIZ, alias “Chala”, también surgió del silencio. El Pozo de Vargas, con sus 40 METROS DE MEMORIA ENTERRADA, no cesa de entregar nombres, fragmentos, huesos, y preguntas.
Mientras tanto, LA PÁGINA OFICIAL DEL ARCHIVO DE LA MEMORIA DE CÓRDOBA sigue mostrando, bajo una foto sepia, la frase que nos recuerda por qué seguimos buscando:
“Este memorial es un espacio en construcción permanente, donde recordamos y homenajeamos a quienes fueron asesinados y desaparecidos por el Estado terrorista entre 1966 – 1983”.

