Tras semanas de relativa calma, el billete informal pegó un salto de $20 y cerró la jornada en $1.180 para la venta. Fue su mayor avance en siete semanas, como si quisiera recordar que, aunque contenido, sigue vivo.

Sin embargo, el dato que más llama la atención no es su alza, sino su posición: el dólar blue continúa por debajo del tipo de cambio oficial. Una anomalía que pocos imaginaban hace meses, cuando el paralelo se disparaba a ritmo de incertidumbre. Hoy, esa diferencia mantiene la llamada brecha “negativa”, un fenómeno inusual en la economía argentina, donde históricamente el mercado informal solía marcar la delantera.

El oficial, en tanto, cerró en $1.185,50, reafirmando su lugar —aunque simbólico— en la cima de los tipos de cambio. En este contexto, el salto del blue parece más una sacudida estacional que un cambio de tendencia, pero no deja de encender alertas.

Mientras tanto, operadores, economistas y comerciantes observan con cautela. Algunos interpretan este repunte como un reacomodamiento técnico; otros, como un anticipo de tensiones que podrían venir. Porque en Argentina, el valor del dólar siempre dice algo más. Es reflejo de confianza, temor, expectativas y también de relato.

Por ahora, el blue vuelve a hacer ruido, pero sigue en silencio debajo del oficial. Y en el tablero de la economía, ese pequeño detalle puede cambiar el tono de muchas conversaciones.