La Selección argentina ya prepara el bolso para cruzar la cordillera y enfrentar a Chile, pero esta vez lo hace con la sensación de que algo falta. O, mejor dicho, de que faltan varios. Mañana, por una nueva fecha de las Eliminatorias Sudamericanas, la Scaloneta saltará al campo con una formación obligadamente distinta, moldeada por las ausencias y el calendario.

La lista de bajas pesa como una mochila llena de experiencia y talento: Nicolás Otamendi, Leandro Paredes, Enzo Fernández y Nicolás González deberán ver el partido desde afuera. Todos ellos arrastran suspensiones y cumplirán una fecha fuera del terreno, dejando vacíos en puestos clave.

Sin Otamendi, la defensa pierde voz de mando y jerarquía; sin Paredes ni Enzo, el mediocampo deberá reinventarse sobre la marcha, y sin Nico González, se va una de las piezas más versátiles del ataque. Scaloni, que ha demostrado tener cintura táctica en escenarios adversos, volverá a poner a prueba su capacidad de adaptación.

Chile, en tanto, recibirá a la campeona del mundo con hambre de revancha y la necesidad urgente de sumar. El Estadio Monumental de Santiago promete ser un hervidero. La historia reciente entre ambos equipos —cargada de duelos tensos y gestas inolvidables— vuelve a agitarse.

En este contexto, Argentina deberá apelar a algo que no se entrena, pero que este equipo ha sabido cultivar: la resiliencia. Porque más allá de los nombres, hay una identidad que persiste. Y será esa la que se pondrá en juego mañana, cuando la pelota vuelva a rodar y empiece a escribirse otro capítulo de esta clasificación rumbo al Mundial.