En Redmond, la sede central de Microsoft, el silencio es tan espeso como la expectativa. En las próximas semanas, miles de empleados —posiblemente varios miles— serán notificados de su desvinculación. Será el último capítulo de una saga que empezó en 2023 y que ahora se profundiza, impulsada por un factor que ya no es futuro, sino presente: la inteligencia artificial.

Según revelaron Bloomberg y The Wall Street Journal, los despidos se formalizarán tras el cierre del año fiscal de la compañía, a comienzos de julio. Aunque no se ha confirmado la cifra final, las áreas más afectadas serán las de ventas, marketing y otros departamentos administrativos. La decisión no sorprende: en abril, la directora financiera Amy Hood ya había adelantado que la empresa apuntaba a “reducir capas” para “aumentar la agilidad”.

La frase, breve y quirúrgica, resume una estrategia que combina recorte de personal, automatización y reasignación masiva de recursos. Mientras avanza con despidos silenciosos, Microsoft destina 80.000 millones de dólares a la construcción de centros de datos e infraestructura para entrenar modelos de inteligencia artificial. La ecuación es clara: menos humanos en ciertas áreas, más inversión en capacidades automatizadas.

Una reestructuración continua

Este no es un hecho aislado. Solo en mayo de 2025, Microsoft ya había reducido su plantilla en 6.000 empleados (el 3 % del total), tras otro recorte de 10.000 puestos en 2023. Aunque en esa ocasión el ajuste se centró en desarrolladores de software, ahora la tijera se desplaza a los equipos comerciales.

En paralelo, la compañía comenzó a externalizar parte de su fuerza de ventas, especialmente en el segmento de clientes pequeños y medianos. “La justicia organizativa” dentro de Microsoft parece estar guiada más por la eficiencia contable que por la permanencia laboral.

El modelo se expande en el sector

Microsoft no está sola. Amazon, Meta, Google y otras grandes tecnológicas también han implementado recortes, empujadas por un doble fenómeno: la desaceleración post-pandemia y la automatización por IA. Andy Jassy, CEO de Amazon, fue categórico hace unos días: “Necesitaremos menos personas haciendo algunos trabajos que hoy realiza la plantilla”.

Ese razonamiento parece imponerse. Según el Work Trend Index 2024 de Microsoft, uno de cada tres líderes empresariales ya considera despidos como consecuencia directa de la incorporación de IA.

La paradoja de los despidos con IA

Lo paradójico es que algunos de los puestos eliminados estaban vinculados directamente a la inteligencia artificial, o incluso tenían la sigla “IA” en sus nombres. No solo se reemplazan tareas repetitivas: también se consolidan funciones técnicas en manos de sistemas más eficientes y económicos. La promesa de mayor productividad choca con la amenaza de reemplazo.

La tendencia no se limita al software. Desde la industria farmacéutica hasta el retail, cada vez más empresas rediseñan sus estructuras con un objetivo común: hacer más con menos personas.

¿Reinvención o ajuste?

Para Microsoft, el mensaje es doble. Por un lado, presenta su transformación como una adaptación necesaria para liderar la nueva revolución digital. Por el otro, evita pronunciarse oficialmente sobre los despidos, manteniendo una política de bajo perfil en torno a los ajustes.

Pero el cambio ya está en marcha. Entre externalización, automatización y recortes periódicos, la empresa que una vez lideró la expansión del trabajo digital ahora reduce su propia fuerza laboral para mantenerse competitiva en el nuevo orden tecnológico.

La declaración de Amy Hood, rescatada por The Wall Street Journal, vuelve a resonar:

“Seguimos concentrados en construir equipos de alto rendimiento y aumentar nuestra agilidad al reducir capas”.