El olor punzante, casi metálico, comenzó a filtrarse entre las casas de San Isidro de Lules. No era solo una sensación: una fuga de amoníaco en las instalaciones de la empresa Pacta S.R.L. acababa de activar todos los protocolos de emergencia. En minutos, lo que parecía una jornada tranquila se transformó en una postal de luces intermitentes, barbijos apurados y evacuaciones urgentes.

“Evacúen de inmediato”, fue la recomendación firme del Comité de Emergencia de la Municipalidad de Lules. La orden no se demoró: la Escuela Sarmiento abrió sus puertas como centro de asistencia, mientras los vecinos dejaban atrás sus casas con lo puesto. “Se dispondrá de todo lo necesario para garantizar el bienestar de quienes deban evacuar”, aseguraron desde el municipio.

El epicentro del problema era una válvula desprendida en un tubo de 6 pulgadas dentro de la citrícola. La fuga de amoníaco —un gas volátil, incoloro, de olor penetrante— no tardó en expandirse. Pero el peligro fue enfrentado con pericia. Dotaciones especializadas de Bomberos de Lules, El Manantial y la División Policía, junto con los Bomberos Voluntarios de Yerba Buena, actuaron con rapidez quirúrgica.

“Por nuestra experiencia en el tema y al contar con los correspondientes equipos, esto se trató de una fuga de amoniaco por el desprendimiento de una válvula”, explicaron los voluntarios de Yerba Buena, aún con el equipo de intervención sobre el uniforme. El perímetro fue asegurado, se conformó un comando de incidentes y se ingresó a la zona crítica. El operativo fue tan certero como urgente: la fuga fue resuelta sin heridos ni víctimas fatales.

En las afueras de la citrícola, el aire volvió lentamente a ser respirable. Los vecinos comenzaron a regresar a sus hogares pasadas las horas críticas, mientras los bomberos se retiraban en silencio, dejando atrás un escenario que por poco no derivó en tragedia.

¿Qué es el amoníaco y por qué genera tanto riesgo? Se trata de un compuesto químico también conocido como trihidruro de nitrógeno. Su forma más peligrosa es como gas: invisible, de olor penetrante, y altamente tóxico al inhalarse en grandes concentraciones. En el ambiente doméstico se usa disuelto en agua, pero en contextos industriales, como en este caso, su manipulación requiere protocolos estrictos.

Esta vez, el protocolo funcionó. Pero la noche dejó una lección flotando en el aire: cuando el peligro es invisible, la rapidez y coordinación salvan vidas.