El silencio espeso de un predio industrial fue interrumpido por un hallazgo macabro. En la mañana de este lunes, trabajadores que realizaban tareas de limpieza en el ingenio La Corona, en la ciudad de Concepción, encontraron el cuerpo sin vida de un hombre. La noticia se esparció con rapidez por la zona sur de la provincia y sembró preocupación entre vecinos y empleados del histórico ingenio.

La víctima, aún no identificada oficialmente, llevaba al menos cinco días fallecida, según las primeras estimaciones forenses. El deterioro del cuerpo complica la identificación visual, por lo que se espera que la autopsia, que se realizará este martes en la Morgue Judicial de San Miguel de Tucumán, aporte datos claves.

La fiscal Gabriela Ghilardi, a cargo de la causa, confirmó que en la escena del hallazgo se encontró un teléfono celular, que será peritado por el Equipo Científico del Ministerio Público Fiscal (ECIF). Se espera que el análisis del dispositivo permita reconstruir los últimos movimientos de la víctima, su identidad y posibles contactos antes de la muerte.

El cuerpo fue retirado bajo un fuerte operativo de seguridad, que incluyó el resguardo del predio y la preservación de evidencias. Mientras tanto, el hermetismo oficial convive con las especulaciones y la inquietud de una comunidad que no está acostumbrada a este tipo de escenas.

Un ingenio con historia y ahora con preguntas

Ubicado a pocos kilómetros del casco urbano, el ingenio La Corona es uno de los históricos bastiones azucareros del sur tucumano. El hallazgo en sus instalaciones no solo reaviva el debate sobre la seguridad en zonas industriales, sino que pone sobre la mesa las preguntas que nadie puede responder por ahora: quién era el hombre, cómo murió y por qué terminó allí.

Mientras se esperan los resultados forenses y las primeras pistas firmes, el caso suma tensión a una semana ya marcada por otros episodios de inseguridad en la región. La fiscalía trabaja en distintas líneas de investigación y no descarta ninguna hipótesis: desde una muerte accidental hasta un posible homicidio.

Por ahora, el cuerpo habla en silencio y la justicia escucha con paciencia.