Un año después de recibir una condena ejemplar por violencia sexual intrafamiliar, el ex gobernador de Tucumán, José Alperovich, fue beneficiado por la Justicia con el arresto domiciliario. La decisión fue tomada por el juez Juan Ramos Padilla, quien lo había sentenciado a 16 años de prisión por nueve hechos de abuso sexual —seis de ellos con acceso carnal— cometidos contra su sobrina, entre fines de 2017 y marzo de 2018.
La resolución, dictada este martes, autoriza al ex senador a cumplir el resto de su condena en uno de sus departamentos en el barrio porteño de Puerto Madero, lugar que paradójicamente figura entre los escenarios de los primeros abusos relatados por la denunciante. La medida fue otorgada bajo estrictas condiciones: uso obligatorio de tobillera electrónica, una caución real de 400 millones de pesos, y la prohibición total de contacto con la víctima y su entorno, así como de realizar cualquier tipo de manifestación pública que pudiera afectarla.
La defensa de Alperovich había presentado sucesivos pedidos basados en razones de salud y edad. Esta vez, el tribunal consideró que se cumplían los requisitos previstos por la ley para otorgar el beneficio. Aún así, el juez fue tajante: “No se trata de un privilegio ni de un acto de compasión. Es una atribución legal sujeta a condiciones precisas”.
La decisión reaviva el impacto de uno de los juicios más resonantes del país en los últimos años, tanto por la gravedad de los delitos como por la notoriedad del condenado, tres veces gobernador de Tucumán y referente del oficialismo nacional en el Congreso durante más de una década.
Durante el proceso, el juez Ramos Padilla reconoció públicamente la actitud de la víctima, a quien definió como “ejemplar” por su firmeza, coherencia y “búsqueda de justicia y verdad, no de venganza”. La joven, quien fue sobrina segunda del ex mandatario y parte de su equipo de trabajo, había denunciado los abusos en 2019. Su testimonio permitió abrir un caso que atravesó resistencias institucionales, escraches sociales y una larga espera judicial.
Mientras espera que la Cámara de Casación revise la condena, Alperovich permanecerá bajo custodia en su hogar. El caso, sin embargo, sigue siendo emblema de una discusión más profunda sobre poder, género y justicia en la Argentina contemporánea.

