El crimen ocurrió en el asentamiento Villa Cariño, en Tafí Viejo, donde los vecinos permanecen conmocionados. Rosario Vargas, de 41 años, fue asesinada de al menos tres disparos frente a su hijo de 13 años. De acuerdo con la investigación, Arévalo llegó en una motocicleta roja y esperó a la mujer frente a su vivienda. La atacó cuando ella regresaba del comedor comunitario donde colaboraba.
“Ella llegó y él ya estaba dando vueltas por aquí. Apenas quiso entrar, él la baleó”, relató un familiar.

El hijo menor de Rosario, testigo directo del ataque, quedó bajo el cuidado de su familia materna. Su abuela, Olga Beatriz Peñalva, expresó su preocupación por la situación del niño: “¿Qué va a pasar con él? El padre no lo quiere tener. Yo quiero hacerme cargo, pero necesito que me lo permitan”.

La familia de la víctima afirma que Rosario había denunciado previamente a Arévalo por violencia de género en la comisaría de Lomas de Tafí, aunque no pudo completar el trámite porque, según señalan, el agresor le había quitado su DNI, su tarjeta y otras pertenencias.
“Quiero que esto no quede así. Que pague por lo que hizo”, reclamó su madre.

Rosario había decidido separarse tras años de hostigamiento y agresiones. Había logrado mudarse para comenzar una nueva etapa, pero, según su entorno, Arévalo continuó persiguiéndola. Incluso, denunciaron que vació la vivienda que compartían anteriormente —“la dejó solo con una cama”— y dificultaba cada trabajo que ella conseguía. La mujer trabajaba como empleada doméstica y era madre de tres hijos: una hija ya casada, un joven de 18 años y el menor de 13.

Con Arévalo detenido, la fiscalía avanzará en la imputación por femicidio, delito que prevé prisión perpetua. Peritos criminalísticos ya realizaron los trabajos en la escena, mientras familiares, amigos y vecinos piden justicia y exigen que la muerte de Rosario no quede impune.