Apenas pasadas las nueve, el salón principal del Poder Judicial de Tucumán comenzó a llenarse de trajes oscuros, carpetas prolijas y conversaciones en voz baja. No era un día más: esta mañana dieron inicio las III Jornadas del Foro de Oficinas Judiciales, una cita que reúne a funcionarios, jueces y referentes del sistema judicial de distintas provincias para poner en común algo más que experiencias —se pone en juego una idea de justicia más ágil, más eficiente, más cercana.
Organizado por la Corte Suprema de Justicia de Tucumán, el evento se propone como un espacio técnico pero también político, donde se miden avances, se comparan modelos y se dibuja el mapa de un futuro judicial menos burocrático. En la apertura, el presidente de la Corte provincial, Daniel Leiva, fue claro y directo: “Tucumán ha logrado importantes transformaciones, pero el desafío sigue siendo ofrecer respuestas rápidas a la ciudadanía. Esa es la vara con la que nos miden”.
Durante la jornada, se discutieron metodologías de trabajo, experiencias en digitalización, gestión de expedientes y estrategias para reducir los tiempos procesales. Lejos de la solemnidad tradicional, el clima fue más bien el de una usina de ideas: mesas redondas, debates abiertos, y un diagnóstico compartido —la necesidad de un sistema judicial que deje de mirar hacia adentro y empiece a escuchar más fuerte lo que pasa afuera.
Tucumán, anfitrión y ejemplo, mostró sus avances, pero también sus límites. Lo cierto es que el Foro, más que un encuentro protocolar, se volvió una ventana: hacia adentro, para repensar estructuras, y hacia afuera, para no olvidar que la justicia, ante todo, debe estar al servicio de la gente.

