El exgobernador de Tucumán y exsenador nacional José Alperovich ya se encuentra en el lujoso barrio porteño de Puerto Madero, donde cumplirá prisión domiciliaria tras ser condenado a 16 años por abuso sexual agravado. La medida fue dispuesta por el juez Juan Ramos Padilla, quien lo sentenció en junio de 2024 por haber abusado de su sobrina, que trabajaba como su asistente personal.

Alperovich fue trasladado desde el Complejo Penitenciario de Ezeiza hasta el departamento del Complejo Zencity, una de las locaciones mencionadas en la causa como escenario de al menos uno de los abusos. Allí cumplirá su condena bajo vigilancia electrónica, mediante el uso de una tobillera de rastreo.

La prisión domiciliaria fue concedida bajo una caución real de $400 millones, y contempla restricciones estrictas: el exmandatario no podrá tomar contacto con la víctima ni con su entorno familiar, ni siquiera a través de terceros. Además, se le retuvo el pasaporte para evitar cualquier intento de fuga.

“El poder y el dinero no alcanzan para garantizar impunidad”, afirmó el juez Ramos Padilla al fundamentar su decisión, y aclaró que la domiciliaria “no es un beneficio excepcional ni un acto de clemencia, sino una herramienta legal bajo condiciones muy específicas”.

La condena

El pasado 19 de junio, el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional N.º 29 de Capital Federal declaró culpable a Alperovich por tres hechos de abuso sexual —dos en grado de tentativa— y seis episodios de violencia sexual agravada por acceso carnal. Los delitos ocurrieron entre diciembre de 2017 y marzo de 2018 en San Miguel de Tucumán, Yerba Buena y en el propio departamento de Puerto Madero, en el marco de la campaña electoral que el exgobernador preparaba para regresar al poder provincial.

La sentencia también incluye la inhabilitación de por vida para ejercer cargos públicos. La querella había solicitado una pena de 22 años, la fiscalía 16, y la defensa la absolución.

El caso de Alperovich generó un fuerte impacto público, al tratarse de una figura política de peso en la historia reciente de Tucumán, y también porque la denunciante decidió romper el silencio en 2019, en el marco del crecimiento de las denuncias por violencia sexual y de género en el país.