El 2 de junio de 2023, Cecilia Strzyzowski fue vista por última vez ingresando a la casa de su pareja, César Sena, en Resistencia, Chaco. Tenía 28 años, una valija negra en la mano y la ilusión de comenzar una nueva vida en el sur del país. Nunca volvió a aparecer. Hoy, a dos años del femicidio que conmocionó al país, siete personas están imputadas y el caso avanza hacia un juicio por jurados.

Entre los acusados se encuentran su pareja, César Sena, y sus padres, Emerenciano Sena y Marcela Acuña, exlíderes piqueteros con fuerte poder territorial en la provincia. También están implicados Gustavo Obregón, chofer del clan, su esposa Fabiana González, y los encargados del campo donde se habría incinerado el cuerpo: Gustavo Melgarejo y Griselda Reinoso. Todos permanecen detenidos en una unidad de máxima seguridad y sin beneficios.

El plan macabro

Según la reconstrucción fiscal, Cecilia fue engañada con la promesa de un viaje a Ushuaia, donde planeaban instalarse. La investigación determinó que nunca se compraron los pasajes y que todo fue parte de un plan criminal premeditado. El 2 de junio, a las 9:16, cámaras de seguridad captaron a Cecilia entrando al domicilio de la familia Sena en calle Santa María de Oro 1460. Horas después, César salió solo.

La hipótesis principal sostiene que fue asesinada en una habitación de la planta baja de esa casa, y que sus suegros se ausentaron intencionalmente para dejarle el camino libre a su hijo. Luego, con la ayuda de Obregón y González, el cuerpo habría sido trasladado en una camioneta Hilux al campo “Rossi”, en la localidad de Tres Horquetas, también conocido como “la chanchería”. Allí, junto a Melgarejo y Reinoso, habrían incinerado los restos durante toda la noche.

El cuerpo de Cecilia jamás fue encontrado. En el predio rural se hallaron restos calcinados de una valija, prendas de vestir y un dije en forma de cruz que le había regalado su abuela. También se encontraron fragmentos óseos y cenizas en una bolsa cerca del río Tragadero, aunque el nivel de carbonización impidió obtener ADN.

Un barrio sin nombre y una causa que avanza

La investigación sumó más de 390 pruebas y logró sortear una serie de obstáculos judiciales que incluyeron recusaciones, intentos de traslado de jurisdicción y el rechazo al juicio por jurado. La defensa intentó desligarse del caso de femicidio y evitar la instancia con jurados populares, pero los pedidos fueron desestimados.

Mientras tanto, el clan Sena perdió todo respaldo social. El antiguo barrio piquetero que llevaba el nombre de Emerenciano fue rebautizado como “Papa Francisco”. Se retiraron estatuas, carteles y nombres de calles vinculadas a la familia. Los vecinos buscan dejar atrás la marca del horror mientras el proceso judicial sigue su curso.

Desde la Fiscalía sostienen que la falta de cuerpo no impide avanzar en la causa:

“La investigación, el juicio y la futura condena no dependen de la recuperación del cuerpo, sino de la corroboración de los hechos. Lo contrario implicaría legitimar la impunidad de quienes logran ocultar a la víctima”.