En la tarde celeste y blanca del Día de la Bandera, Parque Lezama se convirtió en el escenario elegido por Cristina Fernández de Kirchner para reaparecer en público con toda su artillería discursiva. Desde el centro del parque histórico, flanqueada por banderas argentinas y rodeada de cánticos militantes, la ex presidenta lanzó una ofensiva verbal sin miramientos contra Patricia Bullrich y el presidente Javier Milei, con un tono desafiante, filoso y, para muchos, elocuente.

Esa mujer quiere protagonismo, porque es una gran y absoluta fracasada”, disparó sobre la ministra de Seguridad, en referencia al reciente operativo policial montado frente a su domicilio en la calle San José. La acusó de enviar a la Policía Federal “sin orden judicial” con el único fin de generar caos donde había paz.

La frase que sacudió el acto y encendió las redes llegó minutos después:
“La gente no come policías ni ‘Cristina presa’”, sentenció CFK, desestimando el operativo y conectando la escena con una crítica más profunda al modelo económico del gobierno libertario.

La ex mandataria fue más allá de la coyuntura. En un tono encendido, denunció la falta de aumento salarial, el crecimiento de la desocupación y el vaciamiento del Estado.
“Vinieron a hablarnos de futuro y solo traen lo peor del pasado”, sostuvo.

Cristina también se refirió a la falta de inversión pública y al drenaje de divisas:
“Las cuentas públicas necesitan cada vez más dólares que no tienen. Dólares que no tiene la economía argentina y que consume casi con la voracidad de un drogadicto”, lanzó, ante el aplauso de sus seguidores.

La reaparición tuvo un tono épico, pero también programático. Cristina habló de organizar, de volver, de clarificar. De “defender la patria”, una patria que, dijo, no es abstracta, sino el pueblo mismo.

Aunque no hizo anuncios concretos, el mensaje fue claro: Cristina está activa, observando y opinando. Con esta aparición, quebró una etapa de relativo silencio, justo cuando el oficialismo intenta capitalizar su condena judicial como símbolo de su discurso anticasta.

“No me van a callar con policías ni con jueces”, fue el subtexto de una intervención que busca recuperar protagonismo político desde el conflicto, un terreno donde la ex presidenta se mueve con soltura.

Desde su casa en Constitución a un parque lleno de banderas, Cristina Kirchner volvió a escena con voz propia, sin voceros ni filtros. Y lo hizo, como tantas otras veces, encendiendo la chispa en la calle para marcar el pulso de la política nacional.