Cada 26 de junio, las Naciones Unidas conmemoran el Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, con el objetivo de generar conciencia sobre los riesgos del consumo problemático y la violencia asociada al narcotráfico. La fecha, instaurada en 1987 por la Asamblea General, busca además promover políticas públicas centradas en la prevención, el tratamiento integral y el respeto de los derechos humanos.
La efeméride surgió como una respuesta global ante un fenómeno que no reconoce fronteras y que atraviesa múltiples dimensiones: sociales, sanitarias, económicas y culturales. En este contexto, la ONU propone cada año un lema que oriente el debate público. En 2024, el llamado es claro: “La evidencia es clara: invirtamos en prevención”.
La campaña de este año subraya que la mejor forma de enfrentar el consumo de drogas no es mediante el castigo, sino a través de educación, acceso a salud mental, tratamientos adecuados y reducción del estigma. La ONU insta a los Estados a destinar recursos a programas eficaces, sostenibles y accesibles para todos los sectores sociales.
Según datos de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), al menos 296 millones de personas consumieron drogas en el mundo durante 2021. La mayoría no cuenta con atención médica adecuada, y muchos sufren exclusión social o penalización sin recibir una respuesta sanitaria.
El 26 de junio también llama la atención sobre las redes del narcotráfico, que generan corrupción, desplazamiento, violencia y deterioro institucional, especialmente en regiones como América Latina. En países como México, Colombia o Bolivia, las políticas exclusivamente represivas han mostrado límites, y hoy diversas organizaciones reclaman un cambio de paradigma, con enfoques integrales que incluyan salud, justicia social, desarrollo rural y reparación comunitaria.
Desde su origen, esta jornada internacional recuerda que detrás de cada estadística hay historias humanas, y que la lucha contra el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas debe ser global, pero también profundamente empática.

