Matías Agustín Ozorio residía, hasta al menos 72 horas, en el asentamiento conocido como Villa 21.24. También frecuentaba la Zavaleta y la 1-11-14. Lo hacía hasta que el hallazgo de tres cuerpos de mujeres jóvenes en una casa de Florencio Varela, lo pusiera en la mira como ladero de “Pequeño J”, el supuesto jefe narco que habría ordenado el secuestro, torturas, mutilación y ejecución de Lara Gutierréz (15), Brenda del Castillo (20) y Morena Verdi (20). Se trata de uno de los crímenes narco más cruentos de la historia argentina.

El fiscal Gastón Duplaá, a cargo de la causa en sus inicios, le imputa la coautoría del delito de “triple homicidio calificado por ser cometido con el concurso premeditado de dos o más personas, por ser cometido por alevosía y ensañamiento, y por su comisión por un hombre contra una mujer mediante violencia de género”, con una pena tentativa de 35 años de cárcel.

Duplaá solicitó su captura nacional e internacional, por eso su rostro llegó a los registros de todas las fuerzas de seguridad. Este jueves llegó la misma orden del Juzgado de Garantías N° 4 de La Matanza, a cargo de Fernando Horacio Pinos Guevara, a Interpol y este viernes se publicó de forma privada. Es decir, que todas las policías del mundo tienen acceso, pero no el público en general.

Creen que se mueve entre esos asentamientos porteños y el sur del conurbano bonaerense, principalmente, Florencio Varela. No se descarta la zona oeste, en La Matanza, de donde eran las víctimas.

El caso ya tiene cuatro personas detenidas que tendrían relación directa con los narcofemicidios. Ellos son Maximiliano Andrés Parra, Daniela Iara Ibarra, Miguel Ángel Villanueva Silva y Celeste Magalí González Guerrero.

Le toca ahora al fiscal de Homicidios de La Matanza, Adrián Arribas continuar armando el rompecabezas para esclarecer el salvaje triple crimen.

Y agregó: “ello, obrando a traición y sobre seguro, aumentando intencionalmente y de manera inhumana el sufrimiento al causar padecimientos innecesarios que van más allá de lo necesario para cometer el acto, concurso premeditado de todos ellos y aprovechando los masculinos su condición biológica dominante de género al ejercer violencia de género sobre las víctimas mujeres”.

La madrugada del miércoles sus cuerpos fueron hallados en un pozo con lesiones indescriptibles. La masacre la habrían presenciado 45 personas a través de un vivo realizado por una red social.