Una vez más, el humo sale más caro. Y no por su impacto en la salud, sino por el nuevo ajuste de precios. Con el calendario marcando los primeros días de junio, la empresa British American Tobacco (BAT) sorprendió a kiosqueros y fumadores con un incremento del 6% en sus principales marcas. Es el tercer aumento en lo que va del año y, como ya es costumbre, no será el último.
La noticia se conoció a través del portal InfoKioskos, especializado en el seguimiento de precios minoristas, y rápidamente se viralizó entre comerciantes y consumidores. La medida fue definida como “sorpresiva”, aunque en rigor sigue una tendencia que el sector viene marcando mes a mes: el cigarrillo no deja de escalar, tanto en precios como en presión fiscal.
Entre los productos afectados se encuentran etiquetas populares como Lucky Strike, Camel, Rothmans y la línea económica Origen, todas de BAT. Algunos ejemplos del nuevo tarifario:
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Lucky Strike Box 20 pasó de $3.690 a $3.900.
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Camel Box 20 subió de $4.200 a $4.450.
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Origen Red KS 20, de $1.750 a $1.950.
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Rothmans XL 43/70, ahora cuesta $3.500, frente a los $3.310 de mayo.
La tabla de aumentos completa dibuja una suba homogénea del 6%, aunque con leves variaciones según el formato y la presentación. En cualquier caso, la tendencia es clara: fumar cuesta cada vez más.
El ajuste se enmarca en un contexto de inflación persistente y una política impositiva que grava con dureza a los productos del tabaco. A esto se suma la estrategia comercial de las tabacaleras, que administran los aumentos en cuotas periódicas, generalmente trimestrales, para no perder terreno frente a la competencia.
Como ocurrió en anteriores ocasiones, se espera que otras firmas como Massalin Particulares actualicen sus precios en los próximos días, replicando o incluso superando el porcentaje aplicado por BAT.
La suba de junio se suma a las registradas en enero y abril de este año, también en torno al 6%. En total, el acumulado de aumentos en 2025 ya supera el 18%, aunque algunos formatos específicos muestran alzas mayores.
Para los kiosqueros, el escenario se torna más complejo: los precios suben, pero las ventas no acompañan. “Cada vez se vende menos. La gente compra paquetes más chicos o cambia a marcas más económicas”, comentó un comerciante del microcentro tucumano.

