Desde la altura, el joven clamó ante los medios: “No quiero robar, quiero trabajar y estar bien”, un grito que encapsulaba una década de lucha. Personal de rescate y negociadores trabajaron intensamente para persuadirlo y evitar una tragedia.
En la base, la madre del joven ofreció un doloroso testimonio, revelando que el consumo problemático de drogas de su hijo comenzó a los 14 años. “Ha estado internado en Córdoba, en varios lugares. Yo hice todo lo que pude, pero ya no tengo los medios”, relató entre lágrimas. La mujer confirmó que esta no era la primera vez que su hijo recurría a este acto extremo, señalando una crisis personal que se agrava al regresar a su entorno.
La madre explicó que el joven había intentado reencauzar su vida, pasando cinco años detenido por hechos de su adolescencia y luego viajando a Mendoza para trabajar en cosechas. “Él necesita un tratamiento y un trabajo que lo tenga ocupado todo el día. Cuando está lejos de acá, anda bien. Pero vuelve y recaen las adicciones”, afirmó.
El testimonio de la madre también apuntó a la ausencia de apoyo institucional: “No, nunca (recibimos ayuda estatal). Ojalá lo ayuden con psicólogos, con un lugar donde pueda recuperarse de verdad”. El suceso, que comenzó como un operativo policial por un robo, terminó exponiendo la urgente necesidad de asistencia en salud mental y adicciones en la provincia.

