Marchetti sostuvo que la problemática requiere un mayor compromiso tanto de las familias como del Estado. “No alcanza con medidas aisladas, es necesario un trabajo sostenido y articulado para prevenir estas actitudes”, señaló.

El especialista también se refirió a la violencia discursiva y apuntó contra el rol de algunos referentes sociales y políticos: “Hay expresiones inapropiadas en líderes, sin solidaridad ni humanidad. Cuando las palabras fomentan el odio, terminan instalándose como algo habitual”.

Consultado sobre las posibles soluciones, Marchetti planteó que es necesario fomentar la tolerancia, revisar el funcionamiento de las instituciones y evitar la exclusión de determinados grupos sociales. “Debemos instalar reglas de respeto y promover una convivencia basada en la integración del otro como alguien diferente, sin caer en discursos violentos”, expresó.

Además, advirtió sobre la gravedad de la violencia intrafamiliar, que muchas veces se transmite como una herencia cultural. “Hay que erradicar esos discursos que perpetúan la violencia dentro de las casas y reemplazarlos por prácticas de respeto y diálogo”, concluyó.