El informe, elaborado por investigadores del CONICET y publicado en medios especializados como Chequeado y Tendencia de Noticias, analizó el impacto del calor extremo en 15 ciudades argentinas. En ese relevamiento, San Miguel de Tucumán aparece como una de las zonas más afectadas, con umbrales de ola de calor definidos en 35,2 °C de máxima y 22 °C de mínima.

Los resultados son preocupantes: durante las jornadas de calor extremo, se incrementan de manera significativa los fallecimientos por problemas cardíacos, respiratorios y renales, especialmente entre adultos mayores y personas con enfermedades preexistentes. “En Tucumán, el riesgo relativo de mortalidad cardiovascular fue 1,46, lo que equivale a un aumento del 46 % respecto a días sin ola de calor”, detalla el estudio del CONICET.

Los especialistas advierten que los efectos del calor no se limitan a la incomodidad térmica o a la deshidratación. Las temperaturas elevadas provocan estrés térmico, que sobrecarga el sistema cardiovascular y puede derivar en infartos, arritmias o descompensaciones graves. Además, el calor extremo deteriora la calidad del aire y eleva los niveles de contaminación, agravando cuadros respiratorios y afectando la función renal por pérdida de líquidos y alteraciones en el equilibrio electrolítico.

Cambio climático y vulnerabilidad local

El aumento en la frecuencia e intensidad de las olas de calor está directamente vinculado con el cambio climático. Tucumán, con alta densidad poblacional, elevada humedad ambiental y zonas urbanas con escasa vegetación, se encuentra entre las provincias más vulnerables al impacto térmico.

De acuerdo con organismos científicos, los episodios de calor extremo se han duplicado en la última década en el Noroeste Argentino. La tendencia indica que los veranos serán cada vez más largos, con noches más cálidas y menor alivio térmico.

Recomendaciones y desafíos

Desde el sector sanitario recomiendan medidas preventivas simples pero fundamentales: evitar la exposición solar en las horas centrales del día, mantenerse hidratado, usar ropa liviana y clara, y no realizar actividad física intensa al aire libre cuando la sensación térmica supera los 35 °C.

Asimismo, los especialistas señalan la necesidad de fortalecer los sistemas de alerta temprana y de respuesta sanitaria, con especial atención a los grupos de riesgo. “No se trata solo de una cuestión ambiental —advierten los investigadores—, sino de salud pública. El calor mata, y cada ola deja una huella silenciosa en los registros sanitarios.”

Con el inicio de la temporada estival, las autoridades locales ya evalúan reforzar los protocolos de emergencia y campañas de concientización. Mientras tanto, los tucumanos se preparan para otro verano con temperaturas que podrían superar los récords históricos.