En una semana marcada por la sorpresa y el reacomodamiento, el mercado financiero se adaptó velozmente a una nueva era: la de un dólar sin cepo. La decisión del Gobierno de eliminar las restricciones cambiarias a partir del 11 de abril no tardó en generar repercusiones en todos los rincones del sistema. Y uno de los primeros en reaccionar fue el mundo de los plazos fijos.

Hasta hace unos días, poner plata a 30 días era casi un acto de fe. La mayoría de las entidades bancarias ofrecían rendimientos raquíticos frente a una inflación que no aflojaba. Pero con la apertura del mercado cambiario —y el fin de la carga del 30% como adelanto de Ganancias para el atesoramiento en dólares— los bancos decidieron moverse.

El Banco Nación, por ejemplo, saltó del 29,5% al 37% de tasa nominal anual (TNA) para depósitos a un mes de $100.000, y no fue el único. El Galicia ajustó cinco puntos hacia arriba y el Santander, aunque más tímido, se sumó con un punto adicional.

En el nuevo mapa, los bancos que lideran el ranking de tasas son CMF, Mariva, Voii y Bica, todos orbitando el 38%. Le siguen Reba y el propio Nación, con un 37%. Las entidades tradicionales, en cambio, mantienen cierta prudencia: el Credicoop, Corrientes y Galicia ofrecen 34%, mientras que el Macro se queda en 29,5% y el Santander, apenas 26%.

La foto completa la brinda el relevamiento del BCRA del lunes 14 de abril, que dibuja un abanico de tasas que va del 38,5% al 23,5%. El Banco CMF lidera, mientras que el Masventas cierra la fila. En el medio, se acomodan más de veinte entidades que, como pueden, intentan ser competitivas.

Pero hay un dato que incomoda: incluso con estas subas, muchas de las nuevas tasas siguen por debajo de la inflación. En marzo, el INDEC informó un 3,7% de alza mensual en el costo de vida. Es decir que una TNA del 37% —como la que ahora paga el Nación— se traduce en una tasa efectiva mensual de apenas 3,1%. Margen flaco frente a un contexto inflacionario que sigue sin aflojar del todo.

Detrás de estos movimientos se esconde una estrategia mayor. Desde marzo del año pasado, el BCRA desreguló las tasas mínimas de los depósitos, dejando que cada banco las fije a su criterio. Sin embargo, la tasa de política monetaria permanece como referencia firme: 29% nominal anual, según decidió el Central tras el anuncio del levantamiento del cepo.

¿Y ahora qué?
El analista financiero Salvador Di Stefano, uno de los más escuchados en el mercado, plantea un escenario de cautela: “La tasa de política monetaria se mantendrá en 29%. Si todo va bien, en el segundo semestre la inflación debería caer fuerte, y con ella, la tasa. Este lunes hay licitación de la Tesorería, y lo atractivo pasa por las Lecap. Los bonos dólar linked, en cambio, no despiertan interés. Y los ajustables por inflación ya no convencen”.

Para Di Stefano, los bancos seguirán al alza, pero con un ojo puesto en el riesgo país y en el valor del capital. “El campo va a sufrir si se restablecen las retenciones en julio. El que no liquidó, se embromó”.

En este nuevo escenario, el peso busca recuperar algo del terreno perdido, al menos en imagen. Y los bancos, con su movida, intentan ofrecer una alternativa. Los plazos fijos vuelven a escena, aunque todavía con sabor a poco. Porque en la Argentina, nada es tan fijo como su nombre promete.