La iniciativa —anunciada semanas atrás por el gobernador Osvaldo Jaldo— no es un salario más ni un suplemento habitual: se trata de un pago único, no bonificable, que se deposita entre el 22 y 23 de diciembre, justo antes de que las luces de Navidad y los preparativos familiares tomen protagonismo.
Desde temprano, empleados de la administración provincial, municipales y comunales empezaron a ver reflejado en sus cuentas este extra que, además, llega a docentes del sector privado y a policías retirados, ampliando así su impacto más allá del ámbito público tradicional.
En el corazón de la decisión está la intención oficial de dar una mano en un contexto económico que no ha sido sencillo para muchos hogares. El propio mandatario provincial destacó el esfuerzo fiscal que implica esta erogación, enmarcada en un esquema de pagos que, en apenas unas semanas, comprende dos planillas salariales y el medio aguinaldo, sumando cientos de miles de millones de pesos inyectados en la economía local.
Para quienes reciben el beneficio, el bono constituye un impulso adicional en un diciembre cargado de gastos y expectativas. Y para las cuentas públicas, representa una apuesta para cerrar el año con un gesto concreto hacia los trabajadores que sostienen el funcionamiento cotidiano de la provincia.

