Sin embargo, en Tucumán el debate tomó un giro propio: en el Concejo Deliberante y entre distintos actores del transporte comenzó a circular un esquema base sobre cómo podrían regularse las apps, modelo que está cobrando fuerza y que establece puntos concretos.
Los ejes de la posible regulación en Tucumán
Según trascendió, la propuesta que está siendo analizada contempla:
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Ingreso de las apps al Sutrappta, el sistema que regula taxis y remises.
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Sin cupos para la cantidad de vehículos habilitados.
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Sin tarifas mínimas ni máximas, es decir, cada plataforma podría definir sus precios según demanda.
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Las empresas —y no los choferes— pagarían el TEM (Tasa de Estacionamiento y Movimiento) al municipio.
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Obligación de declarar la actividad que se realizará para formalizar el servicio.
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Indefinición sobre Uber Moto, un servicio que funciona en otras provincias pero que genera preocupación por cuestiones de seguridad y competencia.
Este borrador representa el modelo más consensuado hasta ahora y busca evitar el escenario de informalidad que hoy domina el mercado, donde cientos de conductores operan sin regulación clara.
Por qué impacta lo que pasó en Córdoba
El avance regulatorio en Córdoba funciona como espejo y presión inmediata para Tucumán. Allí se logró:
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Equiparar obligaciones básicas entre taxis y apps.
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Garantizar seguros y controles.
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Establecer un mecanismo tributario claro.
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Mantener la actividad sin choferes en riesgo ni plataformas retirándose.
La noticia de que Uber se sumará la próxima semana refuerza la idea de que las grandes empresas están dispuestas a adaptarse a normas locales cuando estas son claras y aplicables.
Tucumán frente a un dilema urgente
El uso de las aplicaciones crece cada mes, tanto por demanda de pasajeros como por la incorporación de conductores que buscan una alternativa laboral. Pero sin un marco normativo, surge un triple conflicto:
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Con taxis y remises, que piden igualdad de reglas.
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Con la recaudación municipal, que hoy no logra captar un peso del servicio.
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Con la seguridad, sin estándares obligatorios de control, seguros ni responsabilidad operativa.
La propuesta que circula intenta ordenar este escenario y se alinea con el cambio de tendencia nacional: las apps ya no son vistas como un fenómeno pasajero, sino como parte del ecosistema definitivo de movilidad urbana.

