“Persuadir a alguien hasta llevarlo a una situación así es posible porque la persona está tan moldeada por su estado emocional que ya no tiene discernimiento. No logra ver una salida”, señaló González Marchetti.
El psicólogo destacó que muchas de estas conductas se expresan de manera pública, ya sea mediante un acto visible o a través de autolesiones compartidas en redes sociales, lo que también constituye una forma de pedir ayuda. “Cuando alguien hace esto en público, lo que intenta es mostrar su desesperanza y su sentimiento de abandono. Es una forma de expresar que no puede más”, explicó.
Respecto al rol de la familia, González Marchetti advirtió que no siempre el entorno puede contener a una persona en crisis, ya que muchas veces tiende a aislarse. “La persona puede tomar una decisión en dos o cinco minutos. En ese momento queda completamente fuera del alcance del entorno que podría ayudarla. Es una situación de altísima vulnerabilidad”, dijo.
El profesional también compartió los resultados de una muestra realizada en escuelas públicas y privadas con adolescentes de 15 a 17 años, donde detectaron que el 45% había sufrido bullying y el 12% presentaba riesgo de conducta suicida. “Vemos que muchas mujeres están atravesadas por situaciones de violencia y necesitan ayuda urgente. Es fundamental dejar de preguntarse por qué lo hizo, y empezar a analizar cómo prevenirlo”, subrayó.
Finalmente, González Marchetti remarcó la importancia de romper con los estigmas y abordar estas problemáticas desde la educación emocional, la contención y la detección temprana. “La carga emocional que genera un pensamiento repetitivo de desesperanza puede determinar la conducta final. Por eso, la prevención y la escucha son claves”, concluyó.

