Alejandro Medina, propietario del negocio, relató la angustia que atraviesa junto a su personal.
“Mis empleados están muy mal, no quieren volver a trabajar y no puedo reprochárselos. Fue un momento de terror: los apuntaron con un arma y todavía seguimos en shock”, contó.

El comerciante destacó que lo único positivo fue que el episodio no terminó en tragedia: “Doy gracias a Dios que no se llevaron ninguna vida. Pensar que uno de los chicos podría haber muerto me aterra. Estuvimos a un paso de algo mucho peor”.

Los ladrones sustrajeron al menos ocho computadoras y cinco celulares, entre ellos un iPhone perteneciente a una de las trabajadoras, que fue arrebatado de forma violenta. Parte de los equipos fueron recuperados por la Policía, aunque Medina subrayó que la pérdida sigue afectando el funcionamiento diario del local.

La indignación del dueño creció al conocerse que uno de los acusados recibió prisión domiciliaria: “Es muy triste lo que pasa con la Justicia. Nos apuntaron con un arma y hoy uno de ellos está en su casa. ¿Quién me asegura que no vuelva en una semana y termine siendo más trágico? No quiero que este robo sea solo el inicio de algo peor”.

Con la persiana baja y atendiendo de manera restringida, el comercio se encuentra casi paralizado. Medina incluso analiza mudar el local a otra zona: “Estamos buscando en otra municipalidad. No quiero seguir en un lugar donde la gente no tiene protección. Hoy fue mi negocio, mañana puede ser cualquier familia”.

Finalmente, pidió respuestas a las autoridades provinciales y municipales: “Nos levantamos temprano todos los días para trabajar. Solo pedimos seguridad. Esto es solucionable ahora; si no, después lo vamos a tener que lamentar”.