En Alderetes, una adolescente de 13 años resultó gravemente herida luego de ser acuchillada por un compañero dentro de una escuela. El hecho generó conmoción entre la comunidad educativa y motivó la intervención inmediata de las autoridades.
En San Cayetano, una niña de 7 años fue asesinada mientras jugaba. Por el caso hay dos detenidos: uno de ellos es menor de edad y el otro tiene 18 años. La brutalidad del crimen impactó en toda la provincia y reavivó el debate sobre la responsabilidad penal juvenil.
Otro episodio ocurrió en Acheral, donde un alumno apuñaló a un compañero en el patio escolar. Aunque el menor herido logró ser asistido rápidamente, el caso volvió a evidenciar la gravedad de la violencia en espacios educativos.
Las estadísticas nacionales refuerzan la preocupación:
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1 de cada 3 niños en Argentina recibe castigo físico como método de disciplina.
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El 30% de las víctimas de violencia doméstica son menores.
Especialistas advierten que estos datos reflejan un fenómeno creciente que atraviesa hogares, escuelas y espacios comunitarios. Señalan que el acceso a armas blancas, la falta de contención emocional y los entornos conflictivos son factores que potencian estos episodios.
Organizaciones de protección de la infancia insisten en la necesidad de reforzar políticas públicas de prevención, acompañamiento psicológico y educación emocional, además de fortalecer la presencia institucional en las escuelas y barrios más vulnerables.
Mientras tanto, las comunidades afectadas reclaman justicia y medidas urgentes que permitan frenar una escalada de violencia que golpea, cada vez con más fuerza, a los más chicos.

