Jaldo y Acevedo coinciden en que el sistema actual necesita cambios, pero discrepan en el alcance y el ritmo de esas modificaciones. Mientras el gobernador busca avanzar con una reforma gradual y controlada, el vice impulsa la adopción de un modelo más moderno y transparente, inspirado en el sistema de Boleta Única Electrónica (BUE) utilizado en Salta.

Ambos reconocen la creciente demanda social por un mecanismo más claro y ágil que reemplace al acople, un esquema que muchos ciudadanos consideran confuso y opaco. Sin embargo, las diferencias surgen en cómo compatibilizar esa renovación con los intereses de la estructura peronista y los acuerdos internos que sostienen la gobernabilidad.

Las resistencias internas

Acevedo lleva meses promoviendo el “método Salta”, que combina boleta electrónica y control impreso del voto. Aunque asegura que este sistema no elimina el acople, los intendentes y referentes del interior temen perder influencia territorial. En sus distritos, el esquema de colectoras es una herramienta clave para sumar votos y distribuir espacios de poder.

Por eso, la idea de aplicar la BUE de manera progresiva —por ejemplo, en Concepción, Yerba Buena o algunos barrios de la capital— aparece como la opción más viable. Un debut acotado permitiría medir su funcionamiento antes de extenderlo a toda la provincia en 2027.

El futuro del acople

El único consenso firme es que el acople no será eliminado, aunque sí reducido. En tiempos de ajuste presupuestario, mantener centenares de listas resulta inviable. Entre las alternativas se analiza limitar la cantidad de colectoras según el número de bancas en cada Concejo Deliberante. Así, en San Miguel de Tucumán (18 concejales), un candidato a intendente podría tener hasta 18 listas adheridas. Otros proponen duplicar ese número.

En el caso de las elecciones legislativas, el criterio sería proporcional a los escaños en disputa dentro de cada sección electoral.

Avances y temas pendientes

Hay coincidencia en avanzar con la paridad de género y la alternancia obligatoria en las listas, pero persisten debates sobre las dobles candidaturas —como la posibilidad de que un dirigente se postule a gobernador y a legislador al mismo tiempo—.

Los plazos políticos

El oficialismo pretende aprobar la reforma antes del 1 de marzo de 2026, para que Jaldo pueda presentarla como logro político en su informe anual ante la Legislatura. No obstante, alcanzar un acuerdo entre la Casa de Gobierno, el vicegobernador y los intendentes del interior no será tarea sencilla.

Con un respaldo electoral de más de medio millón de votos, Jaldo siente que tiene margen para fijar condiciones. Pero el equilibrio interno del peronismo dependerá de cuánto logre conciliar las urgencias modernizadoras de Acevedo con los temores territoriales de los dirigentes del interior.

Por ahora, la reforma electoral avanza, pero cada paso expone que en el oficialismo la unidad convive con una discusión abierta sobre el futuro político del peronismo tucumano.