No habrá espacio para milagros: Atlético cerró una temporada para el olvido con su decimotercera derrota en 16 partidos a domicilio. El 3-1 que le propinó Lanús en La Fortaleza en la noche del viernes, más allá de algunos pasajes de buen fútbol mostrados por el equipo de Hugo Colace, terminó siendo la crónica de un final anunciado, su despedida definitiva a la ilusión vana de meterse en los playoffs del Torneo Clausura.
El desahogo del triunfo sobre Godoy Cruz, cinco noches atrás, no pudo replicarse de visitante, con apenas una victoria -en enero- y dos empates. Sus aceptables resultados en el José Fierro le permitieron, al menos, evitar la condena de la pérdida de la categoría, sin demasiado margen.
¿Qué se percibió de entrada? Que el “Decano” no había llegado al Sur del Gran Buenos Aires entregado mansamente a un rol de ‘partenaire”.
El equipo de Colace salió a apretar alto, con la idea de golpear a un equipo en una situación compleja: con la necesidad de obtener un buen resultado a efectos de la Tabla Anual y el Torneo Clausura, pero con la mente de todo el mundo -desde jugadores a hinchas- puesta ya en la final de la Copa Sudamericana.
Claro que la visita, por “hache o por be” no lograba inquietar al arquero Nahuel Losada. Y cada vez que Marcelino Moreno echaba mano al pincel que tenía en su pie, el cuadro que pintaba era de real peligro para Atlético.
A los 13 minutos, casi festeja Eduardo Salvio, poco después salvó in extremis “Loco” Díaz una pelota bajada de cabeza por el propio Salvio y a los 18 Lanús ya estaba en ventaja, con ese doble cabezazo en el área: Rodrigo Castillo asistió y el paraguayo José Canale sentenció a Matías Mansilla.
El arquero de la visita explotó en reclamos a sus compañeros: los problemas del “Deca” en el retroceso y en las pelotas aéreas eran evidentes para todos.
Y el “Granate” supo aprovecharlo en el momento adecuado, pero no le duró mucho la alegría. Porque Atlético fue a buscar con decisión el empate. Y Ramiro Ruiz Rodríguez hizo valer el refrán de que la tercera fue la vencida: remate alto, cabezazo afuera y luego cabezazo al gol, a los 32.
Pero el verdadero “hacedor” de la igualdad fue Nicolás Laméndola, quien desairó a tres rivales antes de asistir a “Triple R”. El ex Atlético Rafaela y Aldosivi jugó un primer tiempo en alto nivel, en quizá su mejor partido desde su regreso al “Decano”.
El entrenador Mauricio Pellegrino se fue preocupado al entretiempo. Porque la igualdad y sobre todo el nivel exhibido por su equipo podían complicar sus planes de dosificación de minutos y energías de cara al partido del sábado próximo ante Atlético Mineiro.
El ingreso de Dylan Aquino a la vuelta del vestuario pareció dar cuenta de la necesidad del local de ganar en volumen de juego y en profundidad. Sin embargo, fue la visita la que se paró unos metros más adelante ni bien Pablo Dóvalo reanudó las acciones y sus ataques directos abundaron por un rato: evidentemente, Colace y los suyos querían los tres puntos.
El fondo de Lanús empezó a destartalarse, mientras su gente comenzaba a cantar por la final en Paraguay. Para el local, el partido con Atlético estaba lejos de ser un mero trámite, más bien se iba convirtiendo en un molesto escollo a salvar antes de la gran cita frente al “Galo”.
Es cierto que las salidas de Ruiz Rodríguez y de Adrián Sánchez debilitaron al “Deca”. Y que enseguida Salvio le dio un gran susto al equipo de Colace (gol anulado a instancias del VAR, por mano). Pasada la hora de juego, el “Granate”, incluso desordenado, fue recomponiendo su imagen. No pasó mucho tiempo para que el ex Boca reafirmara esta tendencia: su derechazo traspasó la línea de gol a los 72 y Lanús pasó a ganar.
A partir de entonces, todo fue del anfitrión. Ni hablar cuando Moreno terminó de adueñarse del rótulo de Jugador Más Valioso con su golazo para el 3-1. Para entonces, Atlético -ninguno de los suplentes entró bien- había desaparecido de La Fortaleza. Hubo tiempo apenas para el demorado debut de Ezequiel Godoy.
En fin, Lanús se quedó celebrando sus excelentes posibilidades de terminar la fase regular como segundo en la Zona B y de terminar la fecha con lugar ya asegurado en la próxima Copa Sudamericana. Y viaja a Asunción con la moral en las nubes y la consiguiente esperanza de alcanzar la Libertadores 2026.
Fuente La Gaceta

